En un lenguaje práctico y sencillo, el galvanizado es un proceso que consta de recubrir un metal con otro. Comúnmente el galvanizado se realiza con el objetivo de evitar que la oxidación afecte al hierro (Fe) principal elemento del acero, todo esto con la finalidad de proteger a las estructuras de la corrosión.
La corrosión produce anualmente a nivel mundial pérdidas económicas que podrían ascender a 2.5 billones de dólares, es decir, el equivalente a 3.4% del PIB mundial irreversibles. La NACE (National Association of Corrosion Engineers) afirma que los costos estimados por lo regular no incluyen la seguridad individual o las consecuencias ambientales.
Aunado a la pérdida económica, también puede haber pérdida de vidas humanas, debido a accidentes como consecuencia de la ruptura de piezas que muestran un gran nivel de oxidación, paros forzosos en varias industrias, etc.
El principal objetivo del galvanizado es proteger contra la corrosión una variación de productos de acero. Esto se logra con la inmersión de los productos en un baño de zinc a cierta temperatura para lograr que se produzca un recubrimiento generado por la aleación del zinc (Zn) con el hierro (Fe).
Este recubrimiento puede realizarse mediante métodos como: inmersión en caliente o electrolítico, dependiendo de la técnica utilizada será el espesor del recubrimiento. La diferencia entre el espesor de la capa de recubrimiento radica en una serie de factores, incluidos el tiempo y la temperatura del baño.
El galvanizado electrolítico se realiza en un baño químico de zinc a una temperatura ambiente (25 ºC aprox.), mediante el proceso de electrodeposición, proceso por el cual el recubrimiento de zinc sobre el acero es mediante la transferencia de iones metálicos, aplicado sobre la superficie a través de una corriente eléctrica, generalmente continua. Los principales componentes son:
- Electrólito: solución que contiene los iones de metal que se desea depositar.
- Cátodo: superficie donde se presenta la reacción de reducción también conocido como electrodo de trabajo.
- Ánodo: superficie donde se produce la reacción de oxidación. El ánodo puede ser activo o inerte. Cuando es inerte, éste no sufre ningún cambio químico durante el proceso.
La capa que se produce mediante este galvanizado es más delgada, fina y no es continua metalúrgicamente con el acero, el espesor depende de la densidad de corriente y la temperatura del electrolito. Normalmente es de alrededor de 5 – 20 micras, por lo tanto su resistencia ante golpes y abrasión es menor. Este recubrimiento se usa cuando se requiere una protección razonable contra la corrosión y mayores cualidades estéticas.
El galvanizado por inmersión en caliente se efectúa sumergiendo totalmente la estructura en un baño de metal fundido conformado principalmente de zinc fundido a una temperatura aproximada de entre 435 a 450 ºC, a esta temperatura se logra que ambos metales produzcan una aleación del zinc – hierro, generando un recubrimiento resistente de alta duración conformado por varias capas intermetálicas.
Al alearse metalúrgicamente el zinc con el acero, se crea una capa que tiene una gran adherencia, muy resistente a los golpes y de gran dureza, especialmente indicada para su uso en el exterior, en ambientes húmedos o corrosivos.
“A mayor espesor mayor vida útil”.
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