Entendiendo como se forma, podemos saber como protegernos
La nube que se carga eléctricamente para originar el rayo es el cumulus nimbus, que vista a la distancia tiene forma reconocible. Es detectable por los radares meteorológicos y muestra un color gris muy oscuro, casi negro en su parte baja que impide el paso de la luz solar, oscureciendo llamativamente en pleno día toda la región bajo su influencia.
Generalmente, los rayos son producidos por partículas positivas, por la tierra, y negativas a partir de las nubes cumulus nimbus. Se cree que el hielo es el elemento clave en el desarrollo, propiciando una separación de las cargas positivas y negativas dentro de la nube. Un rayo puede generar una potencia instantánea de 1 gigawatt (mil millones de vatios), pudiendo ser comparable a la de una explosión nuclear.
Las cargas eléctricas que provocan las tormentas (sombra eléctrica de la nube) son de polaridad contraria a la base de la nube y condiciona las posibles zonas de impacto del rayo. Por este motivo, los objetos que sobresalen del suelo, debajo de la trayectoria de la tormenta, modifican las características eléctricas de la zona, acercando el potencial del suelo a la nube por lo que los rayos golpean con preferencia los objetos o árboles altos, e inclusive al ganado que pasta en las llanuras y al propio hombre que camina o está a la intemperie durante una tormenta.
El rayo suele seguir un camino sinuoso hasta llegar al suelo, buscando la menor resistencia. El vapor de agua en la atmósfera facilita el tránsito de la descarga, en su camino calienta el aire a elevadas temperaturas, haciéndole estallar produciendo el sonido que se conoce como trueno.
Puede que la descarga ocurra en dos sentidos (nube a suelo / suelo a nube) y que la carga migrante pueda ser positiva o negativa. Se considera que sólo el 10 % de los rayos son del tipo carga eléctrica positiva y generalmente son de mayor potencia.
La protección contra rayos es tan compleja que va más allá de la simple instalación de un pararrayos o de un circuito de protección. Tradicionalmente, la protección contra rayos ha pretendido atraer y desviar la energía de una descarga eléctrica atmosférica hacia la tierra física.
Ninguno de los sistemas tradicionales son 100 % efectivos, y todos ellos son afectados por los efectos secundarios en relación a la proximidad con los campos electrostáticos y campos electromagnéticos. Éstos son peligrosos, especialmente en áreas donde se manejan productos inflamables o explosivos y equipos electrónicos. En aquellas zonas en las que la conductividad de la tierra es mala, por ejemplo en montaña, la corriente del rayo puede seguir los cursos del agua, los rieles del ferrocarril y los cables eléctricos.
Es por ello que debemos buscar implementar sistemas de protección para nuestros equipos e instalaciones y más importante aún, los seres humanos que laboren o habiten estas localidades. Consulte nuestras diferentes soluciones de pararrayos y tierras físicas con TOTAL GROUND®.